En un partido intenso en Bahía Blanca, que River haya dejado escapar su condición de líder del Final -junto a Gimnasia- por un error conceptual, le dolerá tanto al “millonario” como un paliza del mejor Mike Tyson a un debutante en peso pluma. No se trató de correr de atrás a Olimpo, tampoco de que el partido se le había complicado, porque la escena fue a pedir de Ramón Díaz.
Pasado un arranque chato, tocando los 15’ Carlos Carbonero lustró su botín en la puerta del área grande y colgó la bocha cerca del palo derecho de Nereo Champagne. Golazo, 1-0 parcial. River rompía un maleficio, cortaba esa racha negra que dice que su último triunfo en siete presentaciones de visitante (con la de ayer incluida) había sido con Boca. Seguro fue la más dulce del semestre, pero también la única. Y si River quería ganarse el derecho a seguir siendo el N° 1 debía demostrarlo. Lo hizo a medias. Cuando tuvo todo para aprovechar la necesidad de los de Bahía, volvió a verse como en una moneda. Empezó siendo cara y se fue al descanso siendo ceca. Regaló un tiro libre a los 44’, que continuó con dos cabezazos, el segundo de Pablo Lugüercio, y a dormir: 1-1.
Resta decir que después de perder la pelota, en el acto II River fue más empuje que claridad. Champagne sacó la mejor de la noche (de Vangioni), en sociedad con el palo. Y River, que necesitaba cenar a lo grande, se conformó con sopa.
Argentinos, a la B
Con el 1-1 en Bahía Blanca se concretó el descenso del “bichito”. Sin embargo, de confirmarse la reforma de los torneos de AFA, el equipo de Borghi podrá volver a Primera en apenas seis meses, si está dentro del top ten de la B.